Abril es el mes donde conmemoramos la Convivencia Escolar, especialmente este año, la abordaremos desde una perspectiva conjunta, escuela y familia. Sin embargo, destacaremos, después de dos años de pandemia, la relevancia en el rol que desempeña la familia en la construcción de una sana y armónica convivencia, apropiándonos de este desafío como una tarea de todos. Entendiéndola desde su complejidad en la formación de nuestros estudiantes, como seres únicos e irrepetibles, atendiendo la diversidad en todos sus aspectos.
Es por esto que, quisiéramos destacar la siguiente frase:
“La educación es un proceso de transformación en la convivencia entre padres e hijos en el hogar y entre profesores y alumnos en la escuela. El foco de este proceso debe ser la transformación gradual de los niños y jóvenes en adultos autónomos, democráticos, conscientes de sí mismos y de su entorno, colaboradores, respetuosos, responsables, imaginativos, abiertos al cambio y comprometidos con la preservación y ampliación de los espacios de convivencia”
-Humberto Maturana, 2001-